jueves, 19 de febrero de 2009

¿VERDADES DE PROCRUSTO....(O del charlatán de Sócrates)?

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."Solo soy un intelectualoide. Resultaría maravilloso ser inteligente. Si lo fuera, todas mis partes, las que se pueden mencionar y las que no, estarían vivas. El pene de toda persona inteligente levanta la cabeza y saluda: Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Renoir decía que pintaba sus cuadros con el pene... ¡y eran unos cuadros muy bellos! Me gustaría poder hacer algo con el mío. ¡Dios, pensar que uno sólo puede hablar! ¡Otra tortura más entre todas las del infierno! Y Sócrates fue quien comenzó" (Parágrafo del libro de D.H. Lawrence: "El amante de Lady Chatterly")

¡Y pensar que fue Sócrates quien comenzó!.

Se refiere, sin duda, a la fuerza de la razón, del discurso argumentativo y su consecuente verdad de Procrusto.

Procrusto es el sobrenombre mitológico de un bandido llamado Damastes o Polipemón, que vivía en el camino de Megara a Atenas, cerca de Eleusis, a orillas del río Cefiso, dedicado al pillaje. Según la leyenda, tenía la costumbre de apresar a cuantos transeúntes se acercaban a sus dominios. A los infelices viajeros, además de robarles todas sus pertenencias, los hacía tumbarse sobre un lecho. Procrusto poseía dos lechos, uno corto y otro largo, y obligaba a los viajeros a tenderse en uno de ellos: a los de talla alta, en el corto y para adaptarlos a la cama, les cortaba los pies. A los de baja estatura, los acostaba en el lecho largo y entonces les estiraba violentamente las extremidades para alargarlos.

Por eso hablamos de "Verdad de Procrusto": de la posibilidad de que la verdad se estire, se acorte, se ajuste o se acomode a nuestros intereses y necesidades. Verdades antropomórficas al decir de Nietzsche.

Deconstruir o demoler las verdades de Procusto es la tarea de todo intelectual que se precie de tal. Su herramienta es la crítica; la crítica a través de la razón. De allí la paradoja: La crítica, hija de la razón, que fue creada por Sócrates, que fue quien comenzó...
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Paradojas autoreferenciales. Yo sólo sé que no sé nada. Teorema de Gödel. Verdad del saber que nunca se alcanza. Modelo dentro del modelo... y así hasta el infinito.

¿Silencio del sabio, entonces, para que "lo otro llegue": sin discursos, sin Sócrates, sin nada: silencio absoluto? ¿Silencio que al callar niega la literatura, la poesía, la filosofía, lo "dialógico"..., ?
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Teorema de Gödel. Paradojas autoreferenciales. La única verdad es que no existe la verdad del saber. Verdad que nunca llega. Modelo dentro del modelo... y así hasta el infinito.

Resultaría maravilloso ser inteligente. Si lo fuera, todas mis partes, las que se pueden mencionar y las que no, estarían vivas. El pene de toda persona inteligente levanta la cabeza y saluda: Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Renoir decía que pintaba sus cuadros con el pene... ¡y eran unos cuadros muy bellos! Me gustaría poder hacer algo con el mío. ¡Dios, pensar que uno sólo puede hablar!... Bla, bla, bla... ¡Otra tortura más entre todas las del infierno! Y pensar que fue Sócrates quien comenzó...

¡Ah, hombre actual: vanidoso, absurdo, paradojal. Job de la posmodernidad...!
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Río Gallegos, 18 de febrero de 2009
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME GUSTA ESTE TEXTO. ES POLEMIZADOR!! LO COMENTARE CON MIS ESTUDIANTES.

Luis dijo...

Gracias Rosse Marie.
Me interesa tu comentario, en especial este: "lo comentaré con mis alumnos".
¿Puedes decirme a qué género perteneces en la docencia y dónde la ejerces?
Luis