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Déjame tocar tu rostro
Con mi mano amada.
Déjame acariciar tu alas
De plumas blancas.
Déjame abrazarte fuerte
Sin mediar palabras
Y humedecer tu hombro
Con mis lágrimas
Ya no ríe la alondra
Sobre la rama.
¿Qué será de las flores
Que crecieron blancas?
¿Qué de las rosas,
Qué de las dalias?
¿Qué de este abrazo fugaz,
Y de mis lágrimas?
Ya no canta el zorzal
En la alborada,
Ni ese grillo burlón
Sobre mi almohada.
Déjame tocar tu rostro
Con mi mano amada.
Déjame acariciar tu alas
De plumas blancas.
Déjame abrazarte fuerte
Sin mediar palabras
Y humedecer tu hombro
Con mis lágrimas
Ya no ríe la alondra
Sobre la rama.
¿Qué será de las flores
Que crecieron blancas?
¿Qué de las rosas,
Qué de las dalias?
¿Qué de este abrazo fugaz,
Y de mis lágrimas?
Ya no canta el zorzal
En la alborada,
Ni ese grillo burlón
Sobre mi almohada.
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Río Gallegos, noviembre de 2000
© Todos los derechos reservados
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