PORQUE TODOS MATAN LO QUE AMAN...

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Al soñar que no me amabas
Me desperté exaltado,

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¡Transpiraba a borbollones!

Las paredes de mi cuarto
Parecían desmoronarse,
Y mi corazón una salva de cañones.

Fue solo un sueño
—Me consolé angustiado—
De no haberlo sido,
¿Hubiese soportado
tamaña soledad?

Quizá, lanzándome al vacío incierto
Del valiente guerrero
Que en su lucha desigual
Se sabe de antemano un hombre muerto.

Y allí pensé en el amor,
Con los ojos abiertos,
Con la oscuridad del día,
Con la claridad de la noche,
Con el dolor de la ausencia,
Con el saber que aún eres mía.

Y allí recordé lo de...
“Porque todos los hombres matan lo que aman (... )
Algunos lo hacen con una mirada amarga,
Otros con una palabra lisonjera,
El cobarde con un beso,
El hombre valiente con una espada”

Y no entendí por que lo hacemos a sabiendas
Matando a sangre fría.

Y a pesar de ver la muerte y la sangre correr
Matamos y sangramos una, dos y tres...

De día con un gesto adulador,
De noche con un gesto a mal traer.

¡Porque matamos lo que amamos!

¿Es posible detener esta danza macabra,
Inmolar la mirada amarga,
La palabra lisonjera,
El cobarde beso,
La indolente espada?

¿Es posible amarse de por vida
Sin pensar siquiera en ello,
Alejar las tinieblas y las sombras
De esta mente homicida,
Que ensarta su cimitarra mortífera
Cuando el amor te nombra?

Porque “...todos los hombres matan lo que aman,
Por todos, esto debe ser oído...” :

¡Yo, el valiente guerrero,
Me niego a ser vencido!

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Río Gallegos, octubre de 1998

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