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...
Solo en su mesa,
Con recuerdos y pesares,
(Imagino…)
El anciano piensa.
Un coñac, un café,
Y un cigarro,
Lo acompañan
Mueve sus labios
Masticando el aire
De boca vacía,
Que inclina y retuerce,
Sin pronunciar palabras
Tiene recuerdos y pesares
(Imagino…);
Su soledad me aterra
¡Cuánta tristeza su rostro expresa!
¡Cuánta piedad despierta!
Con delicadeza
Su copa de olvidos a su boca acerca,
Con delicadeza la regresa.
El cigarro espera
Su mirada,
Entre el fluir del humo,
En el vacío vuela
¿A quién recuerdas, anciano?
Dímelo ¿En quién piensas?
Su mano aleja de su rostro
Una molestia que imagina
Una pitada profunda
Lo sumerge
En la espesura de su sueño
¡Oh, por qué no ser el otro,
El otro que no soy;
El otro que a lo lejos
Lo ama y lo recuerda,
Que estallaría en mil sollozos
Si lo viera!
(Un niño sorprendido se le acerca…)
¡Ay, anciano!
Eres un niño,
El niño que regresa;
El niño que ahora juega
Hace muecas y conversa
Eres un niño, anciano;
El niño que se adentra
En la espesura eterna,
Aquella que expectante
Al final espera…
Es así como imagino, anciano,
Tus vivencias
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Río Gallegos, marzo de 2006
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jueves, 13 de noviembre de 2008
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